lunes, 29 de noviembre de 2010

Temas de conversación

Si algo nos diferencia de los animales, damas y caballeros, es la capacidad de diálogo (eso y las drogas).
Los hay que hablan poco (como es mi caso) y los hay que hablan mucho, demasiado diría yo. Ese es el caso de las señoras. Las hay que se sientan "al fresco" en los pueblos en esas noches de verano y se ponen a hablar sobre temas muy interesantes para un observador como yo. Tratan temas como "Paquita, ayer a mi marido le dijeron que le salió una úlcera" o "sí, hija, sí, mi nieto ahora es albañil, todo un triunfador, no como el tuyo, ingeniero de no sé qué". Eso era antes de que saliesen programas como "¿Dónde estás corazón?". Esos programas cambiaron radicalmente las conversaciones de esas entrañables ( y a veces desentrañables) abuelas. Ya no se contentan con hablar sobre quién se acuesta con quién en el pueblo, también hablan de con quién se acuestan los famosos. Han pasado de ser inocentes ancianas a ser víboras defendiendo a su personaje favorito, como una discusión entre niños sobre quién es más fuerte, si Superman o Spiderman. Ahora, los abuelos tampoco se libran de los temas de conversación inútiles. Yo no digo que hablen de política, eso para mí es un asco, tanto que prefiero no hablar de ello en un intento de evadirme de la realidad política de este país. Pero los hombres que pasan de los 50 hablan de temas como el fútbol. Se creen auténticos reyes por saberse la alineación de su equipo, hablan sobre el 4-4-2, achicar las bandas y cosas por el insustancial estilo. Aún así les queda tiempo para hablar de economía y de cómo el presidente les lleva a la ruina, argumentándolo (en algunos casos) con que "esto con Franco no pasaba". Terrible.

También hay temas y temas. En un ascensor por ejemplo se habla del tiempo. A nadie que yo sepa le ha dado por hablar de la seguridad en los ascensores y los fallos que puede tener. Sería un viaje muy divertido, observando la cara de pánico del acompañante que ha tenido la mala suerte de coincidir con un tipo como yo en un ascensor. También hay temas y expresiones fijados en algunas situaciones. Como es el caso de un velatorio. Las frases adecuadas para el momento son "ahora está en un lugar mejor", "no somos nadie", o "siempre se van los mejores". Vamos, qué soso queda eso. Yo soltaría un oportuno "me debía dinero, ¿ahora quién me lo paga?" o "tío, mejor tú que yo", "si lo sé le pego más flojo" o la clásica broma "Coño, se está levantando".

Acabo este artículo con la gran frase de "es mejor cerrar la boca y parecer tonto que abrirla y confirmarlo".

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