lunes, 13 de diciembre de 2010

La era de los gilipollas

Amigos y amigas, creo que va siendo hora de que alguien diga esto públicamente y si ya lo han dicho no viene mal recordarlo. Estamos en la era de los gilipollas. En mis andaduras por internet he visto cosas, cosas terribles. Cosas de esas que te quitan el sueño pensando "¿A dónde coño va a parar la humanidad?". Señoras y señores, esta es la era de los canis que se echan fotos "fumando a las 4 de la noche" y se ponen los piercings con photoshop (o peor, con paint), la era de las chonis que se hacen fotos mientras mean o cagan, no importa si es en el cuarto de baño o en la calle, y lo peor es que van con una amiga cogida del hombro. La era de los pijos que se creen rebeldes por escuchar "deprerock", la era de las modas absurdas y antiestéticas, como llevar las gafas de sol en la nuca, llevar gafas con rejillas en vez de cristales, llevar gafas de pasta aún cuando no te hacen ninguna falta y a veces las llevan sin cristales, o el más difícil todavía, operarse para separarse los incisivos. ¿Es que no basta con ser estúpidos que encima tienen que demostrarlo? ¿Qué ha sido de esos tiempos en el que el más tonto te hacía un reloj? ¿A dónde coño vamos a parar? La próxima moda cuál será, ¿echarse fotos poniendo morritos en el funeral de tus padres? ¿O acaso se pondrá de moda amputarse un brazo o una pierna? Los gilipollas abundan, y no hay más forma de pararlos que tirando de machete, pues no atienden a razones. Creo que somos muchos los que estamos hartos de que se ignoren a los héroes y se tengan como semidioses a gente como Jorge Javier Vázquez o Belén Esteban. Esa tiparraca que parece sacada de un comic de Spawn, un orco venido a menos, se cree superior a los demás cuando ni siquiera sabe hablar en condiciones. No es que sea ligeramente inferior, es que es lo más bajo, en parte debido a los efectos de la cocaína que todos sabemos que toma o tomaba (aunque se empeñase en echarle la culpa a la diabetes). Estos temas hacen que un hombre como yo encienda su televisor, ponga Telecinco y después de cagarme mil veces en la primera generación de la puta madre que los parió a todos, tranquilamente suba a la azotea con la televisión, coja un barril lleno de gasolina, sumerga el aparato dentro y eche una cerilla con la consecuente explosión y llamaradas de decencia y justicia, pues al igual que quemar la imagen del rey no debería ser delito, quemar una imagen de estas personas o a las personas mismas debería ser obligatorio. Por suerte no pongo nunca Telecinco más que para ver un par de series. Todos, repito, TODOS deberíamos quitarnos a un subnormal del medio, no importa el modo (con motosierra, con pistola, con un cortauñas o con un cuchillo de plástico huntado de mierda de gato, para que escueza más), no importa si sale en televisión o es anónimo. Hay que hacerlo, si no sufriremos las consecuencias de un país, un mundo en el que el más tonto no sólo no te haga un reloj, sino que no sepa ni dibujarlo.

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