¿Recordáis esos tiempos en los que ser educado era algo tan normal como loable? Yo viví por un breve periodo de tiempo esa época. Para mi desgracia, esa época pasó, y en mi barrio lo más educado que te puedes encontrar es alguien brindándote el pedo que se acaba de tirar justo a tu lado. Y esto no se limita a la juventud, no. El otro día tuve bronca con una vieja cuando fui a hacer mi compra semanal al supermercado. Tan campante iba o con mis litros de whisky, mis patatas y mis revistas porno que no vi venir aquel incidente aquella buena mujer.
Total, estoy en la cola del supermercado esperando para pagar y una señora se pone a rebuscar en su bolso. A los pocos segundos comienza a murmurar "¿dónde está mi pintalabios?". Hasta hace menos de 30 segundos me parecía una vieja apacible, como cualquier otra. Pero seguí escuchando los murmullos, que iban subiendo de tono. Decía, primero para sí misma y más tarde para todo el que quisiese ver aquel espectáculo "panda de hijos de puta... Si ya sabía yo que éste era un barrio de delincuentes. Si mi marido levantase la cabeza...". Y después de eso, a voz en grito, se dirigió a mí y empezó a gritar "ha sido ése". Yo, que parece ser que no escarmiento, intenté razonar con ella. Le dije "¿y en qué se basa, buena señora, para dirigirme tal acusación?". Lo cierto es que el lenguaje fue un poco más soez, pero eso es lo de menos. Su contestación fue la siguiente: "todos los jóvenes sois delincuentes, y si lleváis chaqueta de cuero más". Ése fue el momento justo en el que me di cuenta de que no se puede razonar con una mujer despechada por la pérdida de un pintalabios (y más loca que un cubo de grillos, dicho sea de paso).
Continuó diciendo "dámelo o llamo a la policía". A lo que yo contesté: "diga que sí, señora. Y que le manden al Inspector Gadget" - "¿Te estás riendo?" - "No, señora, en ningún momento se me pasaría por la cabeza tal cosa. Mejor que llamen al Equipo A". Pues se ve que la señora era más de Rocky, porque la emprendió a golpes (por llamarlo de alguna manera) conmigo. Yo no supe cómo reaccionar. Si hubiese tenido un poco más de fuerza la buena señora la habría dado tal hostiazo que le habría juntado la nuca con los talones, pero simplemente no supe qué hacer... Hasta que me escupió. Una cosa es que me quiera pegar con esas manos roñosas de momia ahumada, y otra emprender una guerra bacteriológica, la cuál no podía ganar. De mi boca salió una cosa verde, más parecida a un primo lejano de Alien que a un moco. Su cara, arrugada como el muñeco de Michelín cuando se agacha a atarse los cordones, se volvió tersa, y ¿por qué no decirlo?, verde fosforescente, por obra y gracia de mi gargajo santo. Fue tal el impacto que la señora llegó a caer al suelo de espaldas. Mis últimas palabras hacia ella fueron "ahí se muera, vieja del demonio".
Yo, sin más que decir, me largué de allí nada más oí el crujir de su cadera haciéndose polvo contra el suelo. Lo último que supe es que a la vieja le dio un ataque de tos y murió a la semana siguiente, allí donde hacía pocos días me gritó, golpeó y escupió sin ver venir las consecuencias. Creo que le llevaré su pintalabios al nicho, que no robé yo, sino que se le cayó al ir a coger la tarjeta de puntos y recogí yo al día siguiente, cuando me agaché a recoger una moneda de 20 céntimos.
lunes, 26 de diciembre de 2011
jueves, 22 de diciembre de 2011
Huele que alimenta
Parafilias hay muchas. Algunas interesantes, otras poco apetecibles y otras que son un puto asco. Éstas últimas van desde un tipo de podofilia hasta la que en mi opinión se lleva la palma. Tengo un conocido coprófago. ¿Qué es lo peor de tener un conocido que come mierda? Efectivamente, que te invite a comer. Una persona a la que la frase "una mierda pinchada en un palo" le lleva la imagen mental de un polo caliente (y de extraña procedencia) no es alguien con quien yo quisiera compartir mesa. Lo peor fue que ninguno de mis amigos supimos que era coprófago hasta ese día.
Lo cierto es que empezó bien. Vale que la casa tenía un aroma algo desagradable, pero quien haya olido un repollo o el coño de una puta de 5 euros sabrá que por muy mal que huela, a veces se come. Me incomodé un poco cuando en vez de servilletas había un rollo de papel higiénico en la mesa. Y una cosa voy a decir, como cocinero va de puta madre. Cocinó mierda y sabía a mierda y media. Eso sí que es potenciar el sabor y no lo que hace la "alta cocina".
Al margen de dietas vomitivas, la idea de que alguien se ponga cachondo cuando le cae un mojón en la cara me parece cuanto menos perturbada. Pero se puede superar. Cuando una persona muere lo normal es que en los funerales se le halague, pero si alguien le piropea, pon cuidado. La parafilia más asquerosa, el peso pesado de la depravación, la práctica que haría que Torbe se echase las manos a la cabeza: la necrofilia. Cuando te dicen que tu novia está en los huesos y tú dices que tiene anorexia es sólo eso, tu novia tiene un problema alimentario. Cuando te dicen que tu novia está en los huesos y tú asientes y sonríes porque lo dicen de forma literal, el problema lo tienes tú y es grave.
Follar está bien. Matar puede tener su punto. Follarte a alguien muerto es excesivo. Sí, te aseguras de que no te va a fingir los orgasmos, pero ahí acaban las ventajas. También puede ser que tu novia esté la mitad de guapa de lo que debería, más que nada porque le quitasen media cara de un escopetazo. Por no mencionar el hecho de que esa pareja no te iba a durar más que unos meses. Al cabo de ese tiempo te despiertas abrazando unos huesos y fluidos corporales, que a mí me parece una forma poco cortés de dejar a alguien, pero soy yo, que soy raro.
Lo cierto es que empezó bien. Vale que la casa tenía un aroma algo desagradable, pero quien haya olido un repollo o el coño de una puta de 5 euros sabrá que por muy mal que huela, a veces se come. Me incomodé un poco cuando en vez de servilletas había un rollo de papel higiénico en la mesa. Y una cosa voy a decir, como cocinero va de puta madre. Cocinó mierda y sabía a mierda y media. Eso sí que es potenciar el sabor y no lo que hace la "alta cocina".
Al margen de dietas vomitivas, la idea de que alguien se ponga cachondo cuando le cae un mojón en la cara me parece cuanto menos perturbada. Pero se puede superar. Cuando una persona muere lo normal es que en los funerales se le halague, pero si alguien le piropea, pon cuidado. La parafilia más asquerosa, el peso pesado de la depravación, la práctica que haría que Torbe se echase las manos a la cabeza: la necrofilia. Cuando te dicen que tu novia está en los huesos y tú dices que tiene anorexia es sólo eso, tu novia tiene un problema alimentario. Cuando te dicen que tu novia está en los huesos y tú asientes y sonríes porque lo dicen de forma literal, el problema lo tienes tú y es grave.
Follar está bien. Matar puede tener su punto. Follarte a alguien muerto es excesivo. Sí, te aseguras de que no te va a fingir los orgasmos, pero ahí acaban las ventajas. También puede ser que tu novia esté la mitad de guapa de lo que debería, más que nada porque le quitasen media cara de un escopetazo. Por no mencionar el hecho de que esa pareja no te iba a durar más que unos meses. Al cabo de ese tiempo te despiertas abrazando unos huesos y fluidos corporales, que a mí me parece una forma poco cortés de dejar a alguien, pero soy yo, que soy raro.
martes, 20 de diciembre de 2011
Propuesta de temas
Damas, caballeros y queridas ratas inmundas (que sepan leer), habréis observado que llevo tiempo sin subir entradas. Bueno, eso es por una mezcla de dos factores, a saber: estoy vago y liado, a partes iguales. No sé cuándo subiré otra entrada, pero será pronto. De todas maneras os digo, se aceptan sugerencias sobre temas. Abstenerse temas del estilo "¿has visto cómo han subido los tomates en Huelva?".
Desde su madriguera y esperando salir a la luz para volver a dominar el mundo, se despide TAJO.
Desde su madriguera y esperando salir a la luz para volver a dominar el mundo, se despide TAJO.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Dos críticas al cine bélico
Esta noche, debido a mi insomnio, me puse a ver un par de películas que tenía pendientes: Salvar al soldado Ryan y Tras la línea enemiga.
Empezaré con Salvar al soldado Ryan. Me dijeron que era una película antibelicista porque muestra los horrores de la guerra, y buen ejemplo es el de la escena del desembarco en la playa de Omaha. Bueno, el que se asuste con ver unas cuantas tripas y tiros en la cabeza lo considerará una película antibelicista, a mí esa escena y la de la batalla final me parecieron cojonudas. El ambiente de colegueo en los campamentos es bastante entretenido, no tanto como en La chaqueta metálica, pero tiene su punto. También hay alguna que otra escena sensiblera que no me terminaron de gustar, pero el resto de la película merece tragarse esos pocos minutos. No considero conveniente ponerme a valorar el trabajo de los actores básicamente porque la vi doblada, y quieras que no se pierden matices de la actuación original, pero la dirección (si bien se cuelan los cámaras en un plano, que manda pelotas) es cojonuda, con mención especial a la escena del desembarco. Sinceramente, si alguien habla mal de esta película tengo la obligación moral de coger un paraguas, metérselo por el culo y abrirlo.
Ahora pasemos a la parte mala: Tras la línea enemiga. La idea de un soldado que cae en territorio hostil es cojonuda, ya sea para una película o para un videojuego. Cuando en vez de un rudo soldado de la Segunda Guerra Mundial te meten a un rubiales que se pasa de chulo, la cosa pierde. Cuando en vez de un paracaidista de un avión de los de antes te meten a un gallito con un caza moderno, va perdiendo más. Cuando en vez de un ejército de despiadados nazis te meten a un serbio en chandal (que me recuerda mucho a Niko Bellic) y los amigos de su cuñado, la cosa va malamente. Y si encima te hacen tragar todo esto acompañado del típico patriotismo yanqui pues se convierte en una puta mierda pinchada en un palo, hablando claro.
El argumento es el siguiente: Un rubiales está hasta los huevos de no hacer nada en un portaaviones presenta su dimisión (o como coño se diga) y el almirante, que no puede tolerar ese tipo de subordinaciones* (cada vez que ponga un asterisco quiero hacer ver que eso es una de las americanadas que hacen esta peli una castaña infumable) le manda en navidad* a una misión de reconocimiento. Él y su compañero se montan en el caza, sobrevuelan el terreno con unos efectos especiales acojonantes; que aunque yo soy de los que piensa que una peli un poco flojita se puede salvar con la cantidad suficiente de explosiones y tiros, estos no salvan la película ni de coña.
Y aquí es donde vienen los malos: militares serbios que amenazan con romper la paz* y que le tiran un par de misiles a nuestros amados pilotos (el protagonista, para colmo, era el copiloto) y caen en territorio hostil (no me gusta repetir el título de una película cuando la describo porque me parece una soplapollez). Y aquí es donde entra el segundo malo: el superior del almirante. Si el almirante queda como un chungo mandando al guapito de turno a una misión chorra en navidades, éste es peor todavía, porque cuando el almirante quiere mandar un equipo de rescate aparece el típico oficial que está ahí de pegote haciendo papeleo y le dice que va a mandar un equipo de rescate por los cojones. Aquí es donde el almirante es mostrado como un oficial preocupado por sus hombres pero sujeto a las órdenes de un superior* y donde se muestra al superior que quiere garantizar la paz mundial antes que dejar que los Estados Unidos de América obren con todo el honor y el deber que les salga de sus ilustrísimas y patrióticas pelotas*****.
También es un poco penoso el hecho de que un tío con un peinado que recuerda bastante al de Elvis sea el que le salve. Y cómo no, en su camioneta (y os juro que que esto lo sabía antes de verlo) hay un tío que sabe inglés y se da cuenta al instante de que es un miembro de las fuerzas armadas de los Estados Unidos*, y ya, cuando pide agua al de la camioneta y le da una cocacola y se ponen a hablar de que el chaval lleva una camiseta de Ice Cube... Eso sí que es de traca.
Como detalle seguramente pasado por alto por muchos, en la escena de las minas y los cables, se ve cómo cae el kalashnikov del malo quemado y reventado. Esto no tendría mayor trascendencia de no ser porque los kalashnikov (AK-47) son conocidos por seguir disparando mojados, cubiertos de barro y después de que un camión les pase por encima. Eso no se jode ni aunque quieras, lo que es otra muestra del depravado orgullo patriótico que quiere hacer ver que sus enemigos "no son tan invencibles". Dos cosas más: 1: es muy malo abusar de la cámara lenta. 2: si pasas por un campo de minas a corriendo a toda hostia no me parece tan mal que te salves, pero por lo menos que no se vea cómo te dan las piedras que saltan cuando explotan, que mínimo te pueden romper una costilla.
En mi opinión, si el director se sacase la piel a tiras y la pusiese en una bobina para proyectarla luego sería más entretenido y más justo que esta película, que costó como 30 millones en su día. Si hubiese ido a verla al cine en su momento habría perseguido al director hasta que me devolviese el dinero de la entrada más una indemnización por hacerme perder el tiempo.
Empezaré con Salvar al soldado Ryan. Me dijeron que era una película antibelicista porque muestra los horrores de la guerra, y buen ejemplo es el de la escena del desembarco en la playa de Omaha. Bueno, el que se asuste con ver unas cuantas tripas y tiros en la cabeza lo considerará una película antibelicista, a mí esa escena y la de la batalla final me parecieron cojonudas. El ambiente de colegueo en los campamentos es bastante entretenido, no tanto como en La chaqueta metálica, pero tiene su punto. También hay alguna que otra escena sensiblera que no me terminaron de gustar, pero el resto de la película merece tragarse esos pocos minutos. No considero conveniente ponerme a valorar el trabajo de los actores básicamente porque la vi doblada, y quieras que no se pierden matices de la actuación original, pero la dirección (si bien se cuelan los cámaras en un plano, que manda pelotas) es cojonuda, con mención especial a la escena del desembarco. Sinceramente, si alguien habla mal de esta película tengo la obligación moral de coger un paraguas, metérselo por el culo y abrirlo.
Ahora pasemos a la parte mala: Tras la línea enemiga. La idea de un soldado que cae en territorio hostil es cojonuda, ya sea para una película o para un videojuego. Cuando en vez de un rudo soldado de la Segunda Guerra Mundial te meten a un rubiales que se pasa de chulo, la cosa pierde. Cuando en vez de un paracaidista de un avión de los de antes te meten a un gallito con un caza moderno, va perdiendo más. Cuando en vez de un ejército de despiadados nazis te meten a un serbio en chandal (que me recuerda mucho a Niko Bellic) y los amigos de su cuñado, la cosa va malamente. Y si encima te hacen tragar todo esto acompañado del típico patriotismo yanqui pues se convierte en una puta mierda pinchada en un palo, hablando claro.
El argumento es el siguiente: Un rubiales está hasta los huevos de no hacer nada en un portaaviones presenta su dimisión (o como coño se diga) y el almirante, que no puede tolerar ese tipo de subordinaciones* (cada vez que ponga un asterisco quiero hacer ver que eso es una de las americanadas que hacen esta peli una castaña infumable) le manda en navidad* a una misión de reconocimiento. Él y su compañero se montan en el caza, sobrevuelan el terreno con unos efectos especiales acojonantes; que aunque yo soy de los que piensa que una peli un poco flojita se puede salvar con la cantidad suficiente de explosiones y tiros, estos no salvan la película ni de coña.
Y aquí es donde vienen los malos: militares serbios que amenazan con romper la paz* y que le tiran un par de misiles a nuestros amados pilotos (el protagonista, para colmo, era el copiloto) y caen en territorio hostil (no me gusta repetir el título de una película cuando la describo porque me parece una soplapollez). Y aquí es donde entra el segundo malo: el superior del almirante. Si el almirante queda como un chungo mandando al guapito de turno a una misión chorra en navidades, éste es peor todavía, porque cuando el almirante quiere mandar un equipo de rescate aparece el típico oficial que está ahí de pegote haciendo papeleo y le dice que va a mandar un equipo de rescate por los cojones. Aquí es donde el almirante es mostrado como un oficial preocupado por sus hombres pero sujeto a las órdenes de un superior* y donde se muestra al superior que quiere garantizar la paz mundial antes que dejar que los Estados Unidos de América obren con todo el honor y el deber que les salga de sus ilustrísimas y patrióticas pelotas*****.
También es un poco penoso el hecho de que un tío con un peinado que recuerda bastante al de Elvis sea el que le salve. Y cómo no, en su camioneta (y os juro que que esto lo sabía antes de verlo) hay un tío que sabe inglés y se da cuenta al instante de que es un miembro de las fuerzas armadas de los Estados Unidos*, y ya, cuando pide agua al de la camioneta y le da una cocacola y se ponen a hablar de que el chaval lleva una camiseta de Ice Cube... Eso sí que es de traca.
Como detalle seguramente pasado por alto por muchos, en la escena de las minas y los cables, se ve cómo cae el kalashnikov del malo quemado y reventado. Esto no tendría mayor trascendencia de no ser porque los kalashnikov (AK-47) son conocidos por seguir disparando mojados, cubiertos de barro y después de que un camión les pase por encima. Eso no se jode ni aunque quieras, lo que es otra muestra del depravado orgullo patriótico que quiere hacer ver que sus enemigos "no son tan invencibles". Dos cosas más: 1: es muy malo abusar de la cámara lenta. 2: si pasas por un campo de minas a corriendo a toda hostia no me parece tan mal que te salves, pero por lo menos que no se vea cómo te dan las piedras que saltan cuando explotan, que mínimo te pueden romper una costilla.
En mi opinión, si el director se sacase la piel a tiras y la pusiese en una bobina para proyectarla luego sería más entretenido y más justo que esta película, que costó como 30 millones en su día. Si hubiese ido a verla al cine en su momento habría perseguido al director hasta que me devolviese el dinero de la entrada más una indemnización por hacerme perder el tiempo.
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