Como por lo visto a la gente le gusta dar su opinión sin mirar las consecuencias, yo, como verdadero hijo de puta que soy, voy a hacer lo mismo una vez más. Esta vez hablaré, opinaré y (como ya es costumbre) probablemente insultaré a las actuales series policíacas. Sé que es meterme con la gran mayoría de la crítica, pero no me gusta CSI. Ni CSI ni sus derivados, ya sean spin offs de la misma serie u otros como El mentalista, Dexter y demás. No me gustan por una sencilla razón: No se gastan un duro en balas o persecuciones. Ni un duro. ¿Por qué? Porque parece ser que la gente en vez de ver una serie de acción quiere intentar adivinar quién es el asesino. Antes, con Ágatha Cristie era muchísimo más fácil. ¿Lleva chaqué, pajarita y una bandeja? Detenedlo, él mató a los señores Smith. Siempre era el mayordomo. Pero con CSI no. Siempre es quien menos te esperas, que cualquier día viene Horatio a detener a mi vecino. Es un porrero, ¿pero a quién le hace daño que un hombre de 97 años fume marihuana? A mí desde luego no (mi silencio tiene precio).
Esto es un resumen de un capítulo cualquiera de CSI: Unos niños juegan en un callejón, se les escapa la pelota y va a parar al cadáver. Identifican el cadáver, un hombre con muchos enemigos. Interrogan a todos y cada uno de ellos, hacen pruebas de ADN que tardan escasos 45 minutos en tener resultados (negativos, cómo no). Y cuando creen que todo está perdido encuentran en el apartamento de la víctima un vello púbico tirado en la moqueta del dormitorio (en CSI nadie es miope) de una putilla con la que estuvo, a la que abandonó al día siguiente y dejó a deber su café en la cafetería a la que él le solía llevar. La putilla, al no tener cambio, montó una escena en la cafetería. Luego urdió un plan de venganza por el ridículo y traumático incidente, un plan milimétrico, para luego acabar dándole 64 hachazos en la cabeza al pobre hombre y abandonarlo en un callejón de mala muerte a merced de cualquier niño que juegue al balón. Lo cojonudo del asunto es que la tía va y confiesa, porque un vello púbico en una moqueta de una habitación en la que te habías estado acostando con un hombre no es como si encuentran en tu covertizo una motosierra con sangre, miembros amputados y a Freddy Krueger haciendo fotos para la revista "Casa y Jardín edición Crystal Lake". Pues va la subnormal y dice entre lágrimas "Sí, yo le maté. Es que me dejó sola en aquella cafetería, con un café a deber. Y yo..." En ese momento le entran las culpas y se pone a llorar. Una música triste y otra medallita para Grissom.
Caso a parte es Dexter. Me gustaría saber quién ha sido el tonto de la polla que ha admitido a un asesino en serie en el departamento de homicidios. Seguramente lo hizo porque era su último día, y total, a Dexter se le ve limpio, no hace ruido y el que vaya descuartizando gente por ahí... Cada cual tiene sus manías, no nos vamos a meter en eso. Hay quien se muerde las uñas, pues Dexter se muerde las tripas. ¿Acaso alguien dijo que tenían que ser las suyas? No creo. Lo bueno de éste es que mata gentuza, y no deja huella. El mayordomo de Tenn (asesino igual que todos los mayordomos, como ya aclaré antes) estará orgulloso de él: "El algodón no engaña, y los alaridos de alguien gritándote que eso que cortabas eran sus piernas tampoco".
También podría hablar sobre El mentalista. Un hombre que bien podría haber sido estafador, sacar más pasta que Bill Gates y pasar desapercibido; pero va y elige perseguir criminales. Así le pasa. Si te peleas con el cortafiambres lo más seguro es que te quedes sin dedos. Cambia cortafiambres por asesino perturbado y dedos por familia y ya tenéis el drama del mentalista. El tipo este no nes que sea listo, es que se rodea de tontos. Pero no tontos tipo "¿Estás tonto? Me has tirado la copa encima", no, tontos del tipo de "No, no es tonto el pobre, es especial". Resuelve casos como el que resuelve crucigramas. Se hace el listo con un aire misterioso y queda como dios. ¿Aún os preguntáis los motivos que impulsaron a aquel asesino a matar a la famila del tío este?
¿Y qué decir de Se ha escrito un crimen? Jessica Fletcher, una afamada escritora de relatos de misterio, es invitada a una fiesta. Por lo visto es la mujer más gafe del mundo. Fue invitada a varias fiestas a lo largo del siglo pasado, entre ellas una fiesta en alta mar el 10 de abril de 1912, una fiesta en una ciudad japonesa el 6 de agosto de 1945 y otra en la ciudad ucraniana de Prípiat, el 26 de abril de 1986. Si miráis la fechas coinciden con el viaje inaugural y hundimiento del Titanic, el bombardeo de Hiroshima y el desastre de Chernobyl, respectivamente. En toda fiesta a la que va la buena señora muere alguien en "extrañas circunstancias", un eufemismo que viene a decir "¿Es un hombre o es un puzzle? Porque si es un hombre le han descojonado entero". Y volvemos a la rutina. Interroga a los asistentes a la fiesta, busca una coartada débil y ¡zas! asesino cogido. Lo que no se cuenta en la serie es que Jessica Fletcher era una maníaca obsesa y se dedicaba a ir a fiestas, matar a alguien e inculpar a la pobre víctima a la que encuentre una breve laguna en su coartada, laguna provocada por la propia Jessica al decirle: "Trae hielos, majo. Pero sin prisa, ¿eh?".
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