lunes, 31 de octubre de 2011

Infiltrados imbéciles, lo más tonto parte 2

La primera historia (real) es sobre un policía estadounidense. Alguien con los cojones bien puestos, que no dudaría en arrancarte los tuyos y hacértelos comer por el bien de su país.
Denver, Colorado, Estados Unidos. El Ku Klux Klan busca nuevos adeptos, y no tiene mejor manera de hacerlo que a través del periódico local, el Denver post. Esto le sirvió a nuestro hombre, Ron Stallworth, para conseguir infiltrarse en un capítulo del Ku Klux Klan y desmantelarlo completamente. Durante su misión como infiltrado fue capaz de ganarse la confianza del Jefe del capítulo, el "Gran Mago" (les debería gustar Dragones y Mazmorras, sobre todo las mazmorras) David Duke. Para ello empezó a hablar con miembros de dicha organización, soltando un buen repertorio de frases racistas, incluso quejándose de que su hermana estaba saliendo con un negro.


¿La tontería?


 Los del clan le creyeron y, personalmente yo también, porque... Él es negro. Negro, calvo y con perilla, como todo poli afroamericano. Su labor fue telefónica, y cuando los del clan quisieron que hiciese acto de presencia, mandaron a un agente blanco que se pasó semanas intentando imitar la voz de nuestro hombre. Aquí el tonto no es sólo él, sino el genio que le dijo "infíltrese en el Ku Klux Klan"  en vez de mandar al blanco de primeras, la mente maravillosa que decidió publicar el anuncio en el Denver Post y el mismo David Duke, que aunque el propio Stallworth le preguntó que si tenía miedo de que les metiesen a un negro infiltrado y él respondiera que "sabía cuándo hablaba con un negro porque se le notaba en la voz", no vio venir el "marrón" que le cayó encima.


La segunda historia (también real) trata sobre una mujer, Dalia Dippolito, a la que por lo visto su matrimonio ya no le llenaba. Intentó envenenar a su marido (así, sin pan ni ná), hacerlo pasar por traficante de drogas... Pero no funcionó, así que tuvo que contratar a un sicario para hacer el trabajo sucio.


¿La tontería?


Google te puede ayudar con un montón de cosas, pero lo más seguro es que si intentas contratar asesinos a sueldo por internet acabes dando con policías encubiertos. Vale que los del Ku Klux Klan buscasen miembros a través de un periódico, pero lo normal es que la gente no sea tan idiota. Obviamente ella dio con un policía, que todo el tiempo trató de hacer que desistiera en su empeño de matar a su marido, incluso lanzaba indirectas en plan "soy poli y no te estás dando cuenta, tontaloshuevos". La policía fingió la muerte de su marido, ella se hizo la viuda abatida... Pero cuando la policía le hizo saber que su marido seguía vivo, que el tío que contrató era policía y que sus conversaciones estaban grabadas hasta en video, ella quiso pasar por inocente delante de su marido.


El tercer y último caso (y, repito, real aunque no lo parezca) de esta entrada es sobre otro infiltrado. La Tríada es una organización criminal china. Es el equivalente a la mafia siciliana, la camorra napolitana, etc. En Hong Kong hay una división de policía especial para tratar con estos delincuentes. Es ahí donde trabaja nuestro último amigo, quien consiguió arrestar a 117 hombres de la organización.


¿La tontería?


La mayoría, si no todas las organizaciones criminales, buscan entre la juventud sus futuros miembros. Y así fue como se infiltró nuestro amigo, haciéndose pasar por un chaval de 15 años. A los chinos no les extrañaría que más que pelusilla tuviese una lija en la cara. Tú te pones ropa ancha, una gorra y una carpeta forrada con fotos de alguna modelo buenorra de tu país y ya tienes infiltrado para meter en la cárcel a 117 mafiosos. Lo cojonudo del asunto es que copió la idea de la película "Fight back to school", una película china de cachondeo.

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